MENTIRAS DEL CORAZÓN
PRIMERA PARTE
BUENOS AIRES, ARGENTINA
INT. / BURDEL, HABITACIÓN / NOCHE
Es madrugada en la ciudad de Buenos Aires. Dentro de un club
nocturno, en una de las habitaciones, Natalia, una joven prostituta está
discutiendo con su jefe, el dueño del local.
Martín: ¿Se puede que pasa contigo, estúpida? Hoy sólo
tuviste un cliente. Pagué buen dinero por ti en Venezuela cuando viniste.
Natalia: Me engañaron, me dijiste que venía a trabajar
limpiando oficinas nunca a hacer este sucio trabajo. (Llorando desconsolada)
Estoy harta ya, no pienso volver a acostarme con nadie más. ¿Te queda claro?
Martín: ¿Y qué vas a hacer para impedir que te obligue
zorrita de cuarta? Recuerda que tengo tu pasaporte, tus documentos y sé donde
viven tus padres en tu país. Te tengo en mis manos. Atrévete a desafiarme y
conocerás las consecuencias, desgraciada.
Natalia: No te tengo miedo. (Pensando: Si supieras que mi
familia pensaba mudarse…)
Martín: Tú decides, o consigues hacer más clientes mañana
por la noche o te juro que te vas a arrepentir.
Natalia: Primero muerta, que permitir que otro viejo baboso
me ponga las manos encima. ¿Me oyes Martín? ¡Primero muerta, maldito infeliz!!!
(Furiosa) Te odio, maldigo el día en que vine a este país… Eres un cerdo, un abusador…
¡Un delincuente! ¡Un cabrón!!! ¡Eso es lo que eres, un cab…!!
Pero en ese momento el villano no la deja continuar
hablando, Martín le sacude a Natalia una sonora y fortísima bofetada que la
tira sobre la cama. Escuchamos música incidental.
Martín: ¡Cállate puta!!! ¡CIERRA LA BOCA DESGRACIADA!!!
Natalia: ¡Ahhh!!! (Sangrando, le ha roto el labio inferior)
Martín: Te voy a enseñar a respetar a tus patrones, maldita
prostituta barata. (Se quita el cinturón)
Natalia: ¿Qué… qué vas a hacer? (Aterrorizada) No… no
Martín… (Llorando)
Martín: Vas a saber lo que es un hombre de verdad,
desgraciada. A mi no me habla así ninguna puta y sin recibir su castigo,
malnacida.
Natalia: ¡Suéltame, no me toques Martín, suéltameee!!!!
(Chillando y gritando horrorizada)
Martín: ¡Que te calles, zorra! ¡Cállate!!! (La pega otra
bofetada)
El villano está sobre ella en la cama y comienza a
desabrocharse el pantalón.
Natalia: ¡Noooo!!! ¡NOOOOOOOOOOO!!!
¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!
Entre las lágrimas y el forcejeo de la joven, Martín consuma
una violenta y brutal agresión sexual. Natalia es violada horriblemente esa
noche por su jefe. La venezolana no
puede evitarlo y llora desconsolada mientras el villano la hace suya.
Martín: ¡Así vas a aprender que yo soy tu dueño, maldita
golfa!!! ¡PUTA, que no eres más que una puta!!!
Natalia: ¡Nooo, déjameee, noooooooooo!!!
¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!
Escuchamos música incidental.
UNA SEMANA DESPUÉS
PROVINCIA DE CÓRDOBA, ARGENTINA
INT. / HACIENDA MANZANO, COMEDOR / DÍA
Muy lejos de Buenos Aires, en el interior del país. Una
familia está desayunando reunida a la mesa. Ellos son Daniel, su hija Lucía y
su madre Esther. Los tres conversan mientras la criada, Mariana, les sirve el
desayuno.
Mariana: ¿Más jugo señorita Lucía?
Lucía: No, gracias Mariana, así está bien. (Sonríe tierna)
Daniel: ¿Cómo vas en el colegio, cariño? Espero que este
nuevo curso tengas mejores notas que el año pasado. La profesora Velázquez me
dijo que debes esforzarte más.
Esther: Tienes que hacer caso a tu padre, Lucía, mira que
así no puedes seguir. A tu edad Daniel era muy buen estudiante. Tienes que ser
una niña aplicada y estudiosa para el día de mañana ser alguien en la vida, mi
amor.
Lucía: Ay abuela, no empieces otra vez con tus sermones, ya
lo sé… (Triste)
Daniel: ¿Qué te pase, hija? ¿Está todo bien?
Lucía: Es que… bueno da igual, no es nada.
Daniel: No, mi vida. Dime que tienes. ¿Ocurre algo en el
colegio?
Lucía: Ay unas niñas que me están haciendo bullying papá.
Daniel: ¿Qué? (Sorprendido)
Esther: ¿Bullying? ¿Qué es eso de bullying? No entiendo.
Daniel: Mamá, esas niñas se meten con ella. ¿Qué han hecho,
hija? ¿Quieres que vaya a hablar con la directora de la escuela? Puedo…
Lucía: No, papá, sería peor. Si las acuso me harán la vida
imposible, tú no sabes cómo son.
Esther: Cuanta maldad, y pensar que niñas tan pequeñas
puedan hacer cosas así.
Daniel: ¿Qué es lo que dicen? ¿Te han pegado? (Preocupado)
Lucía: No, eso no… pero… hablan mal de mí con otras niñas,
se burlan de mí, se ríen, no me ajuntan en los juegos del recreo. Me tienen
como marginada. (Triste, llorosa)
Daniel: No, llores mi amor. (La abraza) No hagas caso, los
niños pueden llegar a ser muy crueles, Lucía.
Esther: Deberíamos hablar con la directora para que les
llame la atención a los padres de esas mocosas.
Lucía: No abuela, por favor… no hagan eso, sería peor. Estoy
segura que pronto se cansarán.
Mariana: Se hace tarde, señorita Lucía. Es hora de ir al
colegio.
Lucía: Sí Mariana, ya voy. Un beso, papi. (Le da un beso a
su padre en la mejilla)
Daniel: Un beso, mi amor. Y no estés triste. ¿Sí?
(Preocupado)
Lucía: UN beso, abue. (Besando a su abuela) Hasta la tarde.
(Se va con Mariana)
Mariana: Con permiso, don Daniel, señora Esther… (Se marcha
con la niña)
Daniel: No sé que hacer mamá, Lucía no quiere que intervenga
pero no quiero que le hagan daño a mi hija. Sé lo mucho que pueden afectar
estas cosas en la infancia. Yo pasé por algo así de niño y tú lo sabes.
Esther: Pero yo corté por lo sano el problema, y eso es lo
que deberías hacer tú con Lucía.
Daniel: Desde que su madre murió hace tres años… no sé qué
hacer. Eva y ella se lo contaban todo y siento que conmigo no es igual.
Esther: Es una niña, es normal que haya cosas que prefiera
no hablar contigo, hijo. Pero Lucía te adora, y tú lo sabes.
Daniel: Lo sé, mamá… Se echa tanto en falta a Eva en esta
casa… ¿Por qué la vida es tan injusta?
Esther: Con tan solo 35 años, en la flor de la vida… Dichoso
cáncer… (Moviendo la cabeza, triste)
BUENOS AIRES, ARGENTINA
INT. / BURDEL, HABITACIÓN / DÍA
Lejos de Córdoba, en la capital federal, Natalia termina de
hacer su maleta. La joven revisa su bolso y saca unos documentos. Una tarjeta
de identificación falsa. En ella se ve su foto y otro nombre, Patricia.
Natalia: Ese tipo hizo un buen trabajo, parece una cédula
auténtica. Sólo espero que en el aeropuerto la acepten. Tengo que huir de la
Argentina… tengo que largarme de este maldito país. Venezuela, allá voy.
(Besando la tarjeta y guardándola en el bolso)
Acto seguido Natalia cierra la maleta sobre la cama y sigue
hablando consigo mismas.
Natalia: Llegó mi oportunidad… hoy es el día. (Seria y
decidida) Nunca me encontrarás Martín, te lo juro, nunca… Algún día pagarás por
todo el daño que me has hecho, desgraciado, algún día…
La prostituta se asoma a la puerta que da al pasillo del
burdel, Natalia revisa si hay alguien en el club a esa hora de la mañana. La
chica se pone una peluca rubia y unas gafas de sol, luego toma la maleta y se
cuelga el bolso al brazo derecho.
Natalia: Ahora o nunca… (Tomando la maleta)
La joven sale de la habitación y se quitan los zapatos de
tacón para no hacer ruido. Natalia camina sigilosamente con la maleta en su
mano derecha y los zapatos en la izquierda. La chica va muy asustada,
preocupada por si es descubierta. Finalmente llega al bar.
Natalia: No hay nadie… (Mirando a todas partes) Todas las
chicas están durmiendo. Tengo que darme prisa.
EXT. / CALLE / DÍA
Nuestra protagonista consigue salir a la calle y a la vuelta
de la esquina se acerca a una parada de taxis. Natalia sube a uno de los
vehículos.
Natalia: Buenos días, al aeropuerto por favor… (Colocándose
mejor la peluca rubia para)
Taxista: ¿A cual de ellos, señorita?
Natalia: A Pistarini, por favor. (Sonríe falsa, atusándose
el pelo oculta bajo las oscuras gafas)
Taxista: OK.
Natalia: Gracias…
El taxista arranca el vehículo rumbo al aeropuerto.
Taxista: ¿Hace buen día verdad? Todavía se nota el veranito,
che.
Natalia: Sí, hace bueno…
Taxista: ¿Usted no es argentina, me equivoco?
Natalia: No, soy… soy… soy de Venezuela.
Taxista: Wow, Venezuela.
País de mujeres hermosas. ¿Y qué hace acá?
Natalia: Nada, turismo, ya sabe, ya me vuelvo para mi país.
Taxista: Entiendo… Espero le haya gustado Buenos Aires,
linda ciudad. ¿Cierto?
El taxista intenta seguir conversando con ella pero Natalia,
por miedo, mira hacia la ventanilla tratando de esquivar toda charla con él. El
taxista continúa manejando el auto sin darle mayor importancia a la pasajera.
INT. / BURDEL, BAR / DÍA
En el bar, Martín discute acaloradamente con el gerente del
local y su mano derecha, Juan.
Martín: Te digo… que donde… está… ¡Natalia!! (Furioso) Te
juro que como esa puta se haya escapado te vas a enterar, imbécil.
Juan: ¿No está en su habitación? ¿Está seguro, jefe?
Martín: Acabo de venir de allí, idiota, y no, no estaba. Esa
zorra se ha fugado. Te dije que la mantuvieras vigilada. ¿Dónde mierda estabas,
boludo? ¿Dónde? (Le da un puñetazo)
Juan: ¡AHHH!!!
Martín: Ahora mismo vamos a salir a buscarla, no puede haber
ido muy lejos. Es una de mis mejores chicas y no pienso dejar que se me escape.
Pagué muy buena plata por ella a los venezolanos.
Juan: Buenos Aires es una ciudad muy grande, patrón, es
imposible que podamos dar con ella.
Martín: ¡Cállate inepto! Tú tienes la culpa. Deberías estar
controlando el local y a las chicas.
Juan: Salí un momento al patio a fumarme un cigarro, jefe.
Sé que a usted no le gusta el olor a puro habano y…
Martín: ¡Que te calles la boca! ¡Vamos!!! Seguro esa
desgraciada trata de huir del país, tenemos que encontrarla antes de que hable
con la policía. (Se marchan del burdel)
Ya en la calle, Martín y Juan suben a un bonito coche negro
muy lujoso.
INT. / COCHE DE MARTÍN / DÍA
Dentro del coche…
Juan: ¿A dónde vamos, jefe? ¿Dónde vamos a buscar?
Martín: Vamos al aeropuerto, estoy seguro que esa zorra ha
ido allá. ¡Arranca de una vez! ¡Dale, imbécil!!!
Juan: ¡Ya voy, ya voy, jefe!!! (Accionando las llaves del
coche)
Martín: Esa estúpida no me la va a jugar, vaya que no, antes
la mato, te lo juro. ¡La mato!!!
Juan: ¿Qué va a hacer si no la encontramos, jefe?
Martín: Matar a su familia en Venezuela. Se lo dije, y no me
hizo caso… ahora me las va a pagar esa ramera.
Escuchamos música incidental.
INT. / AEROPUERTO, ZONA DE SALIDAS / DÍA
Natalia, con su peluca y sus gafas de sol, se acerca a una
de las taquillas.
Natalia: Buenos días, señorita. Mire, necesito un boleto
para Caracas, creo que hay un vuelo que sale ahorita, en una hora.
Chica: Lo siento señora pero no quedan plazas. Si lo desea
puedo reservarle otro pasaje en el vuelo de la tarde. Sale a las cuatro.
Natalia: ¿Quéee? No, no puedo esperar hasta las cuatro…
Tengo que viajar ya, por favor, es urgente. (Mirando atrás, muy asustada)
Chica: Le digo que está completo, no hay más vuelos hasta la
tarde, lo lamento.
Natalia: Dios mío, que voy a hacer… (Tomando su maleta y su
bolso)
La joven camina desorientada por el aeropuerto, su plan era
fugarse del país e irse a Venezuela. Natalia se sienta en un banco mientras
centenares de personas caminan de acá para allá en el ajetreado aeropuerto
Ministro Pistarini de Buenos Aires.
Natalia: Me van a encontrar, seguro ya saben que me escapé
del club… Diosito por favor, ayúdame, tienes que ayudarme… (Entre lágrimas)
Tengo que salir de aquí… tengo que…
Pero en ese momento se escucha por megafonía el aviso de un
vuelo, una voz masculina informa al público.
Megafonía: Atención, por favor. Última llamada para los
pasajeros del vuelo AR5327 con destino Córdoba, por favor embarquen por puerta
B12. Pasajeros con destino Córdoba, puerta B12.
Natalia: ¡Córdoba! ¡Eso es!
En ese momento Natalia ve el cielo abierto, la chica se
levanta del banco y emprende una carrera hacia las taquillas. La joven tiene
que salir de Buenos Aires como sea, y la única forma es tomar el primer vuelo
que sale a esa hora del aeropuerto, rumbo a otra ciudad argentina.
CÓRDOBA, ARGENTINA
EXT. / PLAZA DE LA CATEDRAL / DÍA
Esther y su empleada doméstica, Mariana, pasean por el
centro de la ciudad mirando escaparates de tiendas. Ambas mujeres conversan.
Esther: Estoy muy preocupada por mi hijo, Mariana. Daniel
debería comenzar a salir y conocer otras mujeres. Ya pasaron tres años desde la
muerte de Eva.
Mariana: Lo sé, señora, pero el señor Daniel no quiere
volver a enamorarse. Ha sufrido mucho.
Esther: Lucía necesita una madre, y él una esposa. Lo veo
tan sólo… sé que no es feliz… (Preocupada) Se parece mucho a su padre que en
paz descanse. Federico y él se parecen tanto…
Mariana: Sin embargo Martín y Daniel no se parecen en nada…
Esther: Ya sabes que Martín es hijo de mi primer marido.
Daniel y él nunca se han llevado muy bien.
Mariana: ¿Dónde vive su hijo mayor, si no es indiscreción
preguntar?
Esther: Creo que en Buenos Aires, me parece que tiene un
bar… no estoy segura. Martín siempre le tuvo envidia a Daniel porque Federico
no le dejó nada a él en herencia.
Mariana: Es normal, Martín no era su hijo.
Esther: Federico fue como un padre para él pero al hacer
testamento no quiso nombrarle heredero, sus razones tendría, Mariana… Pero
tanto Daniel como Martín son mis hijos y yo nos quiero por igual.
Mariana: Lo sé, señora.
INT. / HACIENDA MANZANO, CAMPOS DE MAIZ / DÍA
Daniel y Pablo, el capataz, conversan junto a los cultivos.
Pablo: Este año vamos a tener una buena cosecha, patrón. La
de trigo del verano fue magnífica.
Daniel: Tienes razón. ¿Sabes Pablo? Estoy pensando comprar
un par de yeguas más para aumentar las cuadras. La cría de caballos está siendo
un gran negocio para la hacienda.
Pablo: El año pasado en la feria de Córdoba vendimos varios
ejemplares.
Daniel: Bueno, tengo que dejarte, debo revisar unas facturas
y poner al día la contabilidad. Nos vemos más tarde.
Pablo: OK patrón, yo me retiro también, voy a supervisar a
los peones. Con permiso. (Se pone un sombrero y sube a su caballo para irse)
Daniel: Chao, Pablo. (Se marcha hacia su auto)
CÓRDOBA, ARGENTINA
EXT. / CALLE / DÍA
Natalia ya está en Córdoba, la joven, ya sin gafas ni
peluca, está sentada en un banco de la calle mientras ve pasar la gente. La
chica no sabe donde ir, apenas tienes dinero y no sabe qué hacer.
Natalia: Al menos he conseguido huir del club pero… ¿Qué voy
a hacer ahora? Necesito encontrar un trabajo pronto.
En ese momento Esther la ve y se le acerca.
Esther: ¿Le ocurre algo joven? Hablar sola es síntoma de
locura, bueno eso dicen.
Natalia: Lo siento, solamente pensaba en voz alta.
Esther: ¿Está todo bien?
Natalia: Pues… pues no, pa que mentirle…
Esther: ¿Qué le ocurre, muchacha? (Se sienta con ella en el
banco)
Natalia: Soy… soy extranjera, venezolana. Acabo de llegar a
la ciudad y necesito un empleo, un laburo como dicen por acá. Usted me
entiende. ¿Cierto?
Esther: Entiendo… ¿No tienes familia en Córdoba, amigas,
alguien?
Natalia: No, nadie, estoy completamente sola. (Triste)
Esther: Ven conmigo. Creo que puedo ayudarte. ¿Cómo te
llamas?
En ese momento Natalia miente y da otro nombre, el nombre
falso de su nuevo carnet de identidad.
Natalia: Patricia, Patricia Montero.
Esther: Encantada de conocerte, Patricia. (Sonríe amable) El
caso es que bueno… estoy buscando una chica de servicio para mi casa. Tengo una
empleada pero ya es mayor y no puede con toda la tarea, así que… si te
interesa…
Natalia: ¿De verdad me está ofreciendo trabajo, doñita?
Perdón… señora…
Esther: Jajaja. Esther, me llamo Esther Manzano. Soy la
dueña de la Hacienda Manzano.
Natalia: Gracias doña Esther, muchísimas gracias, no sé como
agradecerle que…
Esther: Nada, ya me darás las gracias. Mira, vente conmigo.
Mariana, la mujer que te decía antes, me está esperando en una tienda. Puedes
venir con nosotras, ya nos vamos para la hacienda.
Natalia: Claro que iré con ustedes, muchísimas gracias de
nuevo, doñita, upss… señora… (Sonríe tímida)
Esther: Vamos… (Sonríe)
INT. / HACIENDA MANZANO, SALÓN / DÍA
Daniel conversa con su hija, la niña acaba de llegar de la
escuela.
Lucía: Voy a bañarme y luego a hacer los deberes. ¿Dónde
está la abuela, papá?
Daniel: Fue con Mariana a la ciudad, de compras, ya sabes.
No creo que se demoren mucho, mi amor.
Lucía: Seguro la abue fue a mirar trapos, como si no la
conociera… jajaja.
Daniel: Jajaja. (Sonríe y le acaricia la cara) ¿Qué tal tu
día, como vas con lo de esas niñas? ¿Siguen metiéndose contigo?
Lucía: Bueno, ahí la llevo pero si te soy sincera…
Pero en ese instante ambos son interrumpidos por Esther, que
llega junto con Mariana y Natalia.
Esther: Hola hijo, ya estamos en casa. Les traigo una
sorpresa.
Lucía: Hola abuela. ¿Quién es ella? (Mirando a Natalia)
Natalia: Me… me llamo Patricia… Tú debes de ser Lucía.
¿Verdad?
Mariana: Patricia va a trabajar en la casa, tu abuela la ha
contratado como empleada de servicio. (Sonríe)
En ese instante Daniel se la queda mirando, ambos se pierden
en un cruce de miradas y sonrisas. Se gustan. Daniel la saluda.
Daniel: Bienvenida, Patricia. Espero que te sientas como en
tu casa entonces. (Sonríe le da la mano)
Natalia: Gracias señor…
Esther: Daniel, es mi hijo. Es viudo… (Guiñándole el ojo a
su nieta, la niña sonríe)
Natalia: Un gusto conocerle señor Daniel. Espero hacer un
buen trabajo, su madre me dijo que…
Daniel: Estoy seguro de que sí. Lucía, acompaña a Patricia
al que será su cuarto. ¿Sí, cariño?
Lucía: Claro papi. Ven conmigo Patricia, verás te va a
encantar, la anterior chacha que tuvimos era colombiana. ¿Sabes? ¿Tú de donde
eres? (La toma de la mano)
Natalia: Soy… soy de Venezuela. (Sonríe)
Lucía: Pues verás te cuento… (Ambas se marchan)
Daniel: Creo que van a hacer buenas migas las dos. ¿Verdad
Mariana?
Mariana: Eso parece. (Sonríe)
Esther: ¿A qué es guapa la muchacha? Y muy simpática, un
poco tímida pero ya se soltará más. Me dio tanta pena su historia.
Daniel: ¿Qué historia? ¿De qué hablas, mamá?
Esther: Estaba sola en la ciudad, buscando trabajo, recién
llegada…
Daniel: ¿Pero no le has pedido ni documentos ni nada? ¿La
vas a contratar así sin más?
Esther: Ya me mostró su pasaporte y su cédula, es venezolana
como ya les ha dicho. Se llama Patricia Montero, sus padres viven en
Barquisimeto, en Venezuela. Como las cosas no andan nada bien en su país pues
se vino a probar suerte acá a la Argentina.
Daniel: Bueno si tu crees que es la idónea para el puesto
pues… por mí bien está.
INT. / HACIENDA MANZANO, CUARTO DE NATALIA / DÍA
Natalia y Lucía conversan sentadas en la cama.
Lucía: ¿Qué te parece tu cuarto, Patricia? ¿Te gusta?
Natalia: Está muy bien, si. Pero lo mejor son las vistas
desde la ventana. Qué hacienda más bonita tienen ustedes.
Lucía: Mi papá y mi abuelita crían caballos, ganado, tienen
muchos campos de cultivos… Bueno, la hacienda es inmensa. Tenemos más de 20
peones trabajando. Mi mamá murió hace tres años, la echo mucho de menos.
Natalia: Que mal, lo siento… Pero no estés triste, seguro
ella te está viendo desde el cielo y está muy orgullosa de ti. Créeme. (Sonríe)
Lucía: Sí… (Sonríe tierna) Sabes Patricia… tengo un
problema… En el cole unas niñas se meten conmigo, me hacen bullying y no sé que
hacer. Incluso he pensado pedirle a mi papá que me cambie de cole pero…
Natalia: ¿Se meten contigo? No te preocupes, yo puedo
ayudarte.
Lucía: ¿Ayudarme, cómo?
Natalia: Mañana si quieres voy contigo al colegio, en cuanto
hable con esas brujas verás como dejan de molestarte. Ya lo verás, princesa.
(Sonríe)
Lucía: ¿En serio harías eso por mí? Pero me da miedo que
luego se venguen y sea peor… (Preocupada)
Natalia: No lo harán, yo me conozco esa clase de tipejas, son
unas abusonas acomplejadas que disfrutan haciendo daño a las niñas lindas como
tú. Pero mañana les voy a decir cuatro cosas que se van a cagar.
Lucía: Jajaja.
AL DÍA SIGUIENTE
INT. / HACIENDA MANZANO, CUARTO DE BAÑO / DÍA
Daniel se está dando una ducha, nuestro protagonista sale en
toalla a la cintura cuando se abre la puerta del cuarto de baño. Natalia le ve
así y ambos gritan en una escena muy cómica.
Natalia: ¡AHHHHHHHHHHH!!!! (Se tapa los ojos)
Daniel: ¡UAHHHHHH!!!! (Sujetando la toalla)
Natalia: ¡Lo siento, lo siento, usted perdone don Daniel! No
sabía que estaba aquí. Lo siento.
Daniel: ¿Pero no te enseñaron a tocar las puertas en
Venezuela o qué? ¡Casi me ves encuerado!! Bueno, casi no…
Natalia: ¡Perdón, no volverá a suceder! Será mejor que me
vaya. Fue una imprudencia por mi parte, soy más tonta…
Daniel: No pasa nada Patricia… De verdad que no te
preocupes, fue un accidente.
En ese momento la joven le mira el torso, él la mira a los
labios, al escote… La tensión sexual entre los dos es elevada pero ambos tratan
de disimularlo malamente.
Natalia: Le prometo que seré más cuidadosa, es que…
Daniel: No te preocupes, eres nueva. Pero tienes que
acostumbrarte que vivimos más gente en la casa. ¿Entendido? (Sonríe) Imáginate
que mi hija te viera entrar…
Pero Daniel no termina de decirlo cuando se escucha a Lucía
hablando por el pasillo.
Lucía: ¿Papá?? ¿Papi??
Natalia: Dios mío es Lucía..
Daniel: ¡Entra y cierra la puerta, cierra la puertaaa!!!
Nuestro protagonista empuja la puerta y pone el pestillo.
Natalia, nerviosa, se mantiene en silencio.
Daniel: Tchissst!!! No se te ocurra decir ni mu. ¿OK?
Al otro lado de la puerta, Lucía toca a la misma.
Lucía: ¿Papá? ¿Estás ahí?
Daniel: Sí, mi vida, me estoy bañando… ¿Qué querías?
Lucía: ¿Sabes tú donde se ha metido Patricia? Estoy
buscándola por toda la casa porque me dijo que hoy me llevaría al cole ella.
Daniel: Pues… no… no sé donde puede haberse metido. (Le
guiña un ojo a Natalia)
La chica contiene la risa.
Lucía: Seguiré buscando, voy a ver si está en el patio.
Seguro anda regando las flores con Mariana y yo aquí como boba esperando… (Se
va)
Daniel: Creo que ya se ha ido…
Natalia: Por qué poco… de veras que lo siento, no quiero
meterle en malentendidos con la niña. Lucía es tan dulce y risueña. Nos hemos
caído muy bien las dos. Creo que vamos a ser buenas amigas. (Sonríe)
Daniel: Me parece genial. Lucía necesita una mujer con la
que compartir sus cosas. Con los padres no es lo mismo… (Triste)
Natalia: Entiendo, es normal que la niña eche de menos una
figura femenina en la casa.
Daniel: Estoy seguro que tu estancia aquí le va a hacer
mucho bien a mi hija, Patricia.
Natalia: Debo irme, quedé en llevarla a la escuela esta
mañana. Voy a…
Pero cuando Natalia se dispone a abrir la puerta del baño
para salir al pasillo, ve a doña Esther caminando hacia el baño.
Natalia: ¡Dios mío, es su madre, la señora Esther!! (Cerrando
la puerta bruscamente)
Daniel: ¿Quéee? (Nervioso)
Natalia: Esperemos que pase de largo, por favor… que se
vaya, que se vaya…
Y efectivamente doña Esther pasa de largo por el pasillo.
Dentro del baño, Natalia voltea para despedirse de Daniel pero ambos se chocan,
el baño es pequeño y están muy juntos.
Daniel: Lo siento… (Avergonzado)
Natalia: Disculpe, señor… (Nerviosa, excitada)
Daniel: Creo que… que… (Excitado, tenso)
Natalia: Se… será mejor que salga ya, sí… (Abriendo la
puerta, mirando a ambos lados del pasillo, se va) Y perdone, don Daniel.
Daniel: ¿Qué me pasa con esta mujer?
Y es que ambos se gustan mucho pero ninguno de los dos se
atreve a dar un paso más, ella porque Daniel es su jefe, y Daniel porque
Natalia/Patricia es la nueva criada.
CONTINUARÁ…
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